La naturaleza está poblada por una gran cantidad de criaturas, invisibles para el hombre, a las cuales, según los elementos y el país o el lugar donde viven, se han dado toda clase de nombres; elfos, hadas, gnomos, salamandras, silfos, ondinas, ninfas, dríadas, hamadríadas, sirenas, nereidas, náyades, kobos, salamandrinas, gnominas. Estos seres son parte del Reino Elemental, se dividen en cuatro órdenes. Cada orden existe y labora en un elemento. Estos elementos son; fuego, aire, agua y tierra.
Así como los Angeles son sentimiento, los elementales son mente. Su misión es trabajar para proveer al Reino Humano de todo lo que éste necesita para subsistir en el plano terreno en que habita. Los elementos están compuestos por quintillones de seres vivientes inteligentes, los cuales están desempeñando infinidad de misiones. Así como existen gérmenes y microbios de tamaños infinitesimales que los hace invisibles para el ojo humano corriente, así, en el plano elemental, viven innúmerables formas, unas de tamaño humano y algunos que alcanzan proporciones gigantescas. Como son mente es su mente la que comienza a trabajar tratando de seguir el Plan Divino. Entonces fijan su ateción en algo que tienen delante y enseguida desarrollan su actividad tratando de copiar aquello que están viendo, de darle forma; así empieza su labor dentro del elemento al cual han sido asignados.
Estos seres estan dotados de cuerpos etéreos. Pero la atitud de los Elementales con respecto al hombre no suele ser amistosa, pués ven en el humano un ser devastador que destruye y despoja con sin necesidad, todas las bellezas que ellos construyen, a fuerza de trabajo. Estos seres no esperan por sus servicios sino AMOR Y BENDICIONES esto es, precisamente, el pago que no se les da. Este es el propósito de este trabajo (ritual), el armonizar el Hombre con los espíritus de la naturaleza, como una acto de Amor y sanación a los elementales, debido a la contaminación psíquica y física que el hombre ha hecho, por el cual con la voluntad y el poder del pensamiento podemos lograr saturar nuestro ambiente con energías psíquicas positivas y a través de la limpieza del lugar llenamos nuestro ambiente de amor y comunión entre el Hombre y los espíritus de la naturaleza.
Hay que estar conscientes de que todos estos seres, están despiertos, que están muy desarrollados, y que nos ven. Por lo tanto, como dice el Maestro Omraam Mikhael Aivanhov, es bueno contactar con ellos, demostrarles que apreciamos su trabajo. Porque a estos seres les gusta que se le reconozca la belleza y la utilidad de su trabajo, y si ven que los apreciamos, se convierten en nuestros amigos e incluso pueden darnos regalos espírituales como vitalidad, la alegría, la inspiración poética, la clarividencia etc.
Que mejor oportunidad de dar gracias a los espíritus de la naturaleza, a traves de nuestro acto de Amor y Bendiciones. Si no tienes la oportunidad de poder hacer contacto con la naturaleza puedes hacerlo en tu ligar de meditación en tu casa o invita algunos de tus hermanos para ir al campo, o al bosque, la playa, o algún parque, porque no en el patio de tu casa.